Me encuentro en Colonia, un lugar a salvo de las garras de los Argentinos que se creen el centro del universo, al menso de su universo panamericano!! Perdón, no está bien generalizar, es cierto, pues de ALGUNOS argentinos que me han vuelto loca la cabeza de rata que tengo, con su egocentrismo y amor a su patria, menospreciando al resto de países de Sudamérica, así como a todos los turistas que llegan a este país, y sobre todo a Buenos Aires, dejan su dinero y aun así les parece que molestamos, que venimos a ensuciar su pulcro lugar y que si hay delitos, aaah!!! No es su culpa, fuiste tú que te dejaste engañar o no fuiste cuidadoso con tus cosas.
Lo sé, un principio de relato algo agresivo, debería relajarme, ok, lo intentaré, para eso he venido a Colonia de Sacramento.
Iré por partes, llegué a Buenos Aires, procedente de Córdoba una fría mañana de este mes de Octubre, ya había pasado por Salta y Tucumán antes, y lo cierto es que el trato que recibí fue muy bueno, gente acogedora, lejos de lo que me habían hablado de los Argentinos, y de la mala fama que tiene algunos en España, esas mismas personas me advirtieron, cuidado con los Porteños, cuidado en Buenos Aires, van a intentar engañarte, te liarán, no te fíes, ojos bien abiertos!!!
Así hice desde que llegué a Argentina, primero a Salta, desde San Pedro de Atacama (Chile) me encantó el lugar, es grande, con muchas cosas por ver, pero agradable para pasear. Allí encontré gente muy atenta que me recibió con cariño. Yo no perdí mis pertenencias de vista en ningún momento, hasta que me di cuenta de que no era necesario, que no era tan peligroso, tener precaución Si, desde luego, pero como en cualquier lugar, pero no tenía que atar la mochila a la cama, ni andar desconfiando de todo. Aun así hubo quien intentó aprovecharse de esta pobre ratita, doblando el precio de las cosas o negando algún descuento, pero a todos les parece “lo normal”, de locos!!!
Después en Tucumán, lo mismo, conocí gente muy amable que en todo momento quiso ayudar, muchos vendedores callejeros que conversan con quien pase por allí, un ritmo tranquilo, y relajado a pesar de ser una ciudad grande.De ahí a Córdoba, esto ya es otra cosa, los precios se han multiplicado, hay muchas más gente, lo que no hace tan fácil el trato directo con las personas que encuentro, igual ya empiezo a sentir menos seguridad, pero tampoco diría inseguridad, solo que hay mucha gente, todo es más rápido, estoy en la ciudad, y hace mucho que no vivo la ciudad…
Y tras esta entrada llego a Buenos Aires a las 7:30 am, es un día frío, gris, y húmedo, yo apenas llevo ropa de abrigo, vengo de Córdoba, donde he disfrutado de días de sol y calor. Así que decido entrar en una cafetería de una famosa cadena de cofee shop para entrar en calor, tomar un café, y sacar de mi mochilita mi abrigo. Apenas estoy pensando en hacer todo esto cuando unas tipeja entran de manera atropellada, se sientan a mi derecha y me preguntan en un acento que me parecía brasileño, cómo hacer una llamada desde du móvil, bla bla bla…mientras esto sucede por la derecha, unos tipos a los que no vi, ni sentí ni olí, estaban haciendo su “trabajito” por la izquierda, yo enseguida(aunque tarde) pienso que esas tipas no son de fiar, pero ya se habían ido y al comprobar si todas mis cosas están bien …NOOOOOOOOOO, no es posible se han llevado mi mochila, mi mochila mi gran mochila , en la que llevo mi vida a cuestas, no puede ser!!!!
Si, me quedo paralizada unos segundos y después salgo tras ellas, pero mis patitas con muy cortas y no veo a nadie con mi mochila ni con ninguna parecida, pobre del que hubiera pasado por allí con una mochila igual, porque os aseguro que o iba a dialogar con él..GRGRGR!!
Me cuesta mantener la calma, me tiemblan hasta los bigotillos, todos lso que están allí tan panchos tomando café, me miran como si fuese una loca, ellos lo han visto todo, y seguro que más de uno estaba compinchado con esos gusanos que se llevaron mis cosas, solo una chica me ofrece ayuda, llama a la policía, incompetente por otro lado, que me dejan muy claro que no van a buscar mi mochila.
Así que estoy en una ciudad que ya no me interesa, no tengo mi ropa, dinero, ni zapatos, llueve y solo pienso en que quiero irme a casa.
Una vez más me arrepiento de estar aquí, me pregunto por qué me descuidé tanto, he sido una rata tonta!!
Ahora tengo dos opciones dejar que estos “malditos” amarguen mi viaje o sacar fuerzas de donde sea y continuar.Decidí continuar, ya que escribo desde Colonia, lugar al que huí para no estar más en la ciudad, pero llega la hora de volver a Buenos Aires.
21 Octubre 2011
De vuelta
Vuelvo a Buenos Aires, y no con muchas ganas, la verdad, solo hay una cosa que me ha motivado para volver y es encontrarme con mi familia que harán este vieja tan largo para verme después de casi cuatro meses lejos de ellos.
Iguazú
Viajo con mi familia a Iguazú.
Espero impaciente la visita de mi familia, se que me va a ayudar más que nunca tenerlos cerca, aunque me da miedo la tristeza que puedo tener cuando se vallan. Pero no es momento de pensar eso, es momento de disfrutar cada ratito que pasemos juntosVisitamos las cataratas del lado Argentino, estamos impacientes y nerviosos, nos han hablado tanto de lo que maravillosas que son, que tenemos muchas ganas de llegar.
Subimos en un trenecito que nos llevará hasta ola “garganta del diablo” el nombre da miedito, verdad? Nos recibe la selva con un paisaje increíble.
Según avanzamos a la garganta del diablo los nervios aumentan, la emoción y el sonido, empezamos a oírlo cuando aun no vemos nada, la emoción se intensifica, siento que mi pequeño corazón late a toda prisa, puedo oir los latidos a la vez que el ruido del agua suena como un enorme rugido, y de repente a parecen entre la selva, una enorme cascada gignate, como no habr´´ia imaginado jam´´as, el ruido es ensordecedor, apenas puedes escuchar a las personas que están al lado, soy más pequeñita que nunca, pero me siento grande, es como si nada pudiera conmigo ahora, el agua me empapa, la fuerza de esa garganta es brutal. Es tan impresionante que olvidas respirar algo te presiona el pecho y las lagrimas se mezclan en mi cara con el agua que salpica la cascada, es algo que nunca en la vida olvidara esta ratita, ha merecido la pena llegar hasta aquí.Hay mucho mas por recorrer, tal vez no es tan impactante como la garganta del diablo pero no dejar de ser precioso, increíble que la naturaleza nos regale esto, bueno la naturaleza nos lo regala y los tipos del Parque Nacional se aprovechan para cobrar la entrada, pero así es la vida…en cualquier caso las vistas son tan espectaculares que uno puede pasar el día entero viéndolo y no se cansaría.
Es “cansador” como dirían en Argentina, pero merece tanto la pena, que mis patitas podrían pasar el día entero contemplando el panorama.
Después de recorrer todas las pasarelas hay que descansar y volver mañana al lado Brasileño, porque tan bonitas son de cerca como del otro lado, también hay grandes caídas y la garganta del diablo sigue conmoviendo igual, las pasarelas te llevan hasta el centro de la catarata, es increíble.
Si eres más valiente que yo, puedes meterte en un barca que se mete debajo de las ciadas de “los tres mosqueteros”, pero eso si, prepárate para salir empapado, y la verdad mi piel es sensible y no quería irme despeluchada al hotel…una tiene que mantener el tipo.
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